jueves, 28 de julio de 2016

Personalidad


¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD?
                          

El término «personalidad» se suele asociar con frecuencia a la idea de un cierto atractivo social. Cuando decimos de alguien que «tiene mucha personalidad» queremos dar a entender que cuenta con una serie de rasgos que resultan muy atractivos para los demás: simpatía, ingenio, don de gentes... No es extraño, por tanto, que, coloquialmente hablando, todo el mundo aspire a «tener personalidad», pero... ¿qué es exactamente la personalidad?
    El término «personalidad», al igual que «persona», deriva del latín personara, palabra que designaba a la máscara con que cubrían su rostro los actores durante las representaciones dramáticas. Poco a poco, el término fue pasando de su significado concreto a otros de índole más abstracta; Cicerón en su obra De officiis considera ya que la «persona» está determinada por cuatro tipos de rasgos:
a) Los que nos vienen dados por la propia naturaleza —natura—, que son comunes a todos los hombres.
b) Los que son propios de cada individuo en concreto.
c) Los que son fruto de las circunstancias entre las que vivimos —tempus.
d) Los que adquirimos mediante una elección personal —indicio nostro.
     En el siglo III los Padres de la Iglesia usaron el término para referirse a las tres «personas» de la Santísima Trinidad y los filósofos medievales lo orientaron hacia los aspectos éticos y peculiares del individuo. Aunque ha ido variando de significado, hay una idea que siempre prevalece: «Engloba el conjunto de cualidades del sujeto.» Para definirla podemos decir que la personalidad representa «la estructura psicológica total del individuo, tal y como se revela en su forma de pensar y expresarse, en sus actitudes e intereses, en sus acciones y en su visión de la vida». Kurt Schneider define el «núcleo de la personalidad como el conjunto de sentimientos, estimaciones, tendencias y voliciones de un individuo».

     Otra definición, entre las muchas que existen, dice que es el conjunto de cualidades propias que condensan elementos biológicos, psicológicos y socioculturales que conforman un todo propio e individual que aparece ante los demás y modula el comportamiento. Hay tres puntos a destacar de la personalidad:
1. Es una unidad de elementos que constituye un sello peculiar y propio.
2. Es la forma de responder ante los estímulos y circunstancias de la vida, que es donde se ve cómo unas cualidades destacan sobre otras, siendo las que caracterizan al sujeto.
3. Integra el conjunto de las funciones psíquicas y da como resultado el comportamiento.
Si nos paramos a pensar, descubrimos que podemos definir muchos tipos de personalidad o cargar de atributos la personalidad de cada individuo. Allport y Odbert encontraron en la lengua inglesa cerca de 18.000 palabras que podían utilizarse para definir la personalidad, muchas de ellas coincidentes. La tarea de la psicología es determinar qué cualidades son verdaderamente definitorias y relevantes para poder caracterizar y denominar la personalidad. Hay dos criterios que son los más usados para definir la personalidad: el tipo y los rasgos.
     La tipología permite clasificar a los individuos según tipos, de forma que siempre quedaría uno encuadrado dentro de uno de ellos. Estos tipos de personalidad se basan en características psicológicas, el psicotipo, y morfológicas, el biotipo.
     El rasgo se refiere a cualquier aspecto de la personalidad lo bastante importante como para caracterizar o distinguir, como ser tímido, pesimista, trabajador o simpático. La definición de los rasgos es el método más empleado para describir la personalidad de un individuo y son éstos los que determinan y miden los test de personalidad. La diferencia de los rasgos entre unas personas y otras es cuantitativa más que cualitativa, es decir, la mayoría de las personas tienen los mismos rasgos, pero aquellos que presentan con más intensidad son los que definen su personalidad. Por ejemplo, se puede ser poco simpático o claramente antipático, un tanto retraído o francamente tímido. Las escalas de personalidad cuantifican estos rasgos y según las puntuaciones determinan la personalidad individual.           Hay dos tipos de rasgos, los unipolares y los bipolares. El rasgo unipolar es el que, partiendo de cero, se extiende al límite máximo de la manifestación, es el caso de los rasgos somáticos como la talla y el peso, o la misma inteligencia. El rasgo bipolar es el representado por dos polos opuestos que en el centro tienen el punto cero, como simpatía-antipatía, masculinidad-feminidad, introversión-extraversión... La personalidad viene definida sobre todo por rasgos bipolares.

Estructura de la personalidad.

La estructura de la personalidad se compone de cinco dimensiones que vamos a esquematizar:
1. Dimensiones somáticas:
— Morfológicas: talla, peso, conformación esquelética...
— Fisiológicas: pulso, respiración, sudoración, aspectos hormonales, equilibrio simpático-parasimpático.
2. Inteligencia y aptitudes.
3. Temperamento: determinado por factores bipolares como control-impulsividad, objetividad-subjetividad, dominio-sumisión...
4. Estructuras motivacionales:
— Necesidades: orgánicas, ambientales...
— Intereses: diversiones, cultura...
— Actitudes: políticas, religiosas, sociales...

5. Dimensión psicopatológica: que viene expresada por los trastornos de personalidad. 


En el siguiente video se explica con mayor detenimiento y con algunos ejemplos.


¿Cómo es tu personalidad? Realiza el siguiente test y lo averiguarás.


Autoestima



¿Qué es la Autoestima?

      La autoestima podría definirse como el aprecio y valoración que uno o una tiene por sí misma y es un aspecto muy importante en todo ser humano. La autoestima nos marca como personas y nos ayuda a definir nuestra personalidad. La autoestima que se tiene influirá en casi todo lo que uno hace, como por ejemplo; influirá en la toma de decisiones, podrá modificar acciones, aspiraciones, gustos y muchas otras cuestiones que forman el ser, la felicidad y la vida de una persona.
    Explicado de otra forma, la autoestima es básicamente la valoración que nosotros hacemos de nosotros mismos; como nos vemos, como nos sentimos, como sentimos que estamos y encajamos en el mundo. Nuestro nivel de autoestima puede determinar nuestras actitudes, el cómo nos sentimos y encontramos frente a los demás, el trato hacia mujeres y hombres y también cómo encaramos nuestros proyectos, sueños, ideales, problemas y frustraciones. De nuestro nivel de autoestima dependerá a qué aspiramos en la vida, lo qué pretendemos lograr y ser y lo que podremos conseguir.
     Es importante señalar que, aunque nosotros somos los responsables de definir nuestra autoestima,  conseguir tener una autoestima alta no es sencillo. La autoestima conlleva diversos procesos internos a través de los cuales se debe llegar a la aceptación de todo lo que forma parte de una persona, es decir: su imagen física, capacidades, defectos, valorar las virtudes, etc.
   
Si una persona consigue quererse y ser feliz como es, con sus defectos y virtudes, conseguirá tener una alta autoestima, un buen concepto de si mismo y una valoración positiva. Estos aspectos pueden tener un papel fundamental para que esa persona triunfe en lo que se proponga y sobre todo, sea más feliz. Una autoestima alta también influirá en el concepto que las demás personas tendrán sobre esa persona.
   De la misma forma, una baja autoestima seguramente se traducirá en fracasos, frustraciones y en no alcanzar las metas deseadas. La autoestima funciona como un termómetro que indica lo que somos capaces de lograr. Una percepción negativa de nosotros mismos nos limitará a la hora de lograr lo que nos propongamos y también influirá en cómo nos ven las demás personas. Si una persona no tiene confianza en sí mismo, difícilmente lo tendrán otras personas. De esta manera, es posible caer en una especie de círculo vicioso, ya que el hecho de que las demás personas no nos valoren, servirá para reforzar y acentuar aun más la valoración negativa que tenemos de nosotros mismos.

    Por todos estos motivos, el amor y la valoración que uno tiene de sí mismo, son muy importantes para la formación de una persona, su desarrollo y su vida en sociedad.

Información obtenida de: Qué es Autestima



Autoestima y Superación

FORMAS DE MEJORAR LA AUTOESTIMA
La autoestima puede ser cambiada y mejorada. Podemos hacer varias cosas para mejorar nuestra autoestima:
1. Convierte lo negativo en positivo: 
Nunca pierdas las ganas de pensar en positivo, invierte todo lo que parezca mal o que no tiene solución:
Pensamientos negativos
"No hables"
"¡No puedo hacer nada!"
"No esperes demasiado"
"No soy suficientemente bueno"
Pensamientos alternativos
"Tengo cosas importantes que decir"
"Tengo éxito cuando me lo propongo"
"Haré realidad mis sueños"
"¡Soy bueno!"
2. No generalizar
Como ya hemos dicho, no generalizar a partir de las experiencias negativas que podamos tener en ciertos ámbitos de nuestra vida. Debemos aceptar que podemos haber tenido fallos en ciertos aspectos; pero esto no quiere decir que en general y en todos los aspectos de nuestra vida seamos “desastrosos”.
3. Centrarnos en lo positivo 
En conexión con lo anterior, debemos acostumbrarnos a observar las características buenas que tenemos. Todos tenemos algo bueno de lo cual podemos sentirnos orgullosos; debemos apreciarlo y tenerlo en cuenta cuando nos evaluemos a nosotros mismos.
4. Hacernos conscientes de los logros o éxitos 
Una forma de mejorar nuestra imagen relacionada con ese “observar lo bueno” consiste en hacernos conscientes de los logros o éxitos que tuvimos en el pasado e intentar tener nuevos éxitos en el futuro. Pida a los alumnos/as que piensen en el mayor éxito que han tenido durante el pasado año. Dígales que todos debemos reconocer en nosotros la capacidad de hacer cosas bien en determinados ámbitos de nuestra vida y que debemos esforzarnos por lograr los éxitos que deseamos para el futuro.
5. No compararse 
Todas las personas somos diferentes; todos tenemos cualidades positivas y negativas. Aunque nos veamos “peores” que otros en algunas cuestiones, seguramente seremos “mejores” en otras; por tanto, no tiene sentido que nos comparemos ni que, nos sintamos “inferiores” a otras personas.
6. Confiar en nosotros mismos 
Confiar en nosotros mismos, en nuestras capacidades y en nuestras opiniones. Actuar siempre de acuerdo a lo que pensamos y sentimos, sin preocuparse excesivamente por la aprobación de los demás.
7. Aceptarnos a nosotros mismos 
Es fundamental que siempre nos aceptemos. Debemos aceptar que, con nuestras cualidades y defectos, somos, ante todo, personas importantes y valiosas.
8. Esforzarnos para mejorar
Una buena forma de mejorar la autoestima es tratar de superarnos en aquellos aspectos de nosotros mismos con los que no estemos satisfechos, cambiar esos aspectos que deseamos mejorar. Para ello es útil que identifiquemos qué es lo que nos gustaría cambiar de nosotros mismos o qué nos gustaría lograr, luego debemos establecer metas a conseguir y esforzarnos por llevar a cabo esos cambios.

Elaborar proyectos de superación personal
Una parte importante de nuestra autoestima viene determinada por el balance entre nuestros éxitos y fracasos. En concreto, lograr lo que deseamos y ver satisfechas nuestras necesidades proporciona emociones positivas e incrementa la autoestima.
Se ha apuntado como una forma de mejorar la autoestima el esforzarse para cambiar las cosas que no nos gustan de nosotros mismos. Vamos a trabajar sobre un método que puede hacer más fácil estos cambios. Este método está compuesto por cuatro pasos fundamentales:
Pasos para conseguir lo que se desea.
  1. Plantearse una meta clara y concreta.
  2. Establecer las tareas que se deben realizar para lograrla.
  3. Organizar las tareas en el orden en que se deberían realizar.
  4. Ponerlas en marcha y evaluar los logros que se vayan consiguiendo.
Veamos brevemente cada uno de estos pasos:

Primer paso: Plantearse una meta clara y concreta.
Una “meta” puede ser cualquier cosa que se desee hacer o conseguir. Plantearse una meta de forma clara y concreta ayuda a tener éxito porque nos ayuda a identificar lo que queremos conseguir.
La meta que nos propongamos ha de reunir una serie de requisitos. Debe ser una meta:
  • SINCERA, algo que realmente queramos hacer o deseemos alcanzar.
  • PERSONAL, no algo que venga impuesto por alguien desde fuera.
  • REALISTA, que veamos que es posible conseguir en un plazo relativamente corto de tiempo (unas cuantas semanas).
  • DIVISIBLE, que podamos determinar los pasos o cosas que hemos de hacer para conseguirla.
  • MEDIBLE, que podamos comprobar lo que hemos logrado y lo que nos falta para alcanzarla.
Ejemplos:
  • Obtener una buena nota en una asignatura
  • Ser más popular
  • Llevarse bien con los hermanos
  • Hacer deporte
  • Ahorrar dinero
Segundo paso: Establecer las tareas que se deben realizar para lograrla.
Una vez que hayan concretado la meta que desean alcanzar, pídales que piensen en lo que tendrían que hacer para conseguirla. No todo se consigue en un día; para conseguir mejorar en cualquier aspecto que te propongas has de hacer pequeños esfuerzos.
Póngales como ejemplo el caso de los ciclistas que participan en la vuelta ciclista a España. La meta de muchos de ellos es ganar la carrera. Pero para ello se tienen que superar a lo largo de tres semanas distintas etapas (etapas de llano, etapas de montaña, contrarreloj).

Tercer paso: Organizar las tareas en el orden en que habría que realizarlas.
Si se intenta llevar a cabo todas las tareas al mismo tiempo, es muy probable que no se consiga nada. Para lograr una meta es muy interesante que se ordenen las tareas que se deben realizar y se establezca un plan de trabajo.
Una vez que tengan la lista de las tareas que deben realizar pida que las ordenen. El orden se puede establecer de forma lógica, según la secuencia temporal en las que se tengan que realizar (para hacer una casa antes del tejado habrá que hacer los cimientos) o, en el caso de que las tareas no necesiten una secuenciación temporal, se puede empezar por las tareas más sencillas y que requieran menos esfuerzo, dejando para el final las más difíciles o costosas.

Cuarto paso: Ponerlas en marcha y evaluar los logros que se vayan consiguiendo.
Una vez elaborado el proyecto personal habría que comprometerse con él y ponerlo en práctica. Para llegar a conseguirlo es importante ir evaluando los esfuerzos realizados. Esto puede ser difícil hacerlo uno mismo, pero es relativamente sencillo si se pide a un familiar o a un amigo que nos ayude a evaluar nuestros progresos.
Vamos a ver un ejemplo en el que una persona uno elabora un proyecto de superación personal con el fin de superar la timidez:

Ejemplo de Proyecto Personales
1. Meta: Superar a timidez.
2. Tareas para conseguirlo:
  • Saludar a gente que conozcas.
  • Unirse a grupos de compañeros en el recreo.
  • Iniciar conversaciones con compañeros.
  • Iniciar conversaciones con desconocidos.
  • Hacer preguntas al profesor.
3. Organización de las tareas (empezar por lo más fácil y avanzar hacia las tareas más difíciles)


Información Obtenida en: Psicología Online